Como masones pertenecientes a la “regularidad” tenemos nuestra propia respuesta que no tiene por qué ser la misma que la de otros hermanos de otras Logias.

  • La Masonería es muy antigua y en el tiempo de su creación la mujer no era libre por lo que la Masonería tuvo que adaptarse a ese hecho respetando las leyes de las sociedades que la cobijaban.
  • Las bases quedaron sentadas y permanecieron en el transcurrir de los siglos, siglos en los que hubo avances sociales en parte promovidos por la propia Masonería.
  • La mujer finalmente alcanza su libertad pero, no pudiendo ningún masón unilateralmente cambiar los antiguos usos y costumbres pues para ello se requiere el asentimiento de la Masonería mundial, podemos imaginar la complejidad de esta empresa. Nos cuesta trabajo decidir qué menú vamos a elegir diez hermanos en alguna reunión, multipliquemos esta complicación por un millón.
  • Surgió la Masonería mixta y la Masonería exclusivamente para mujeres (no aceptan hombres) por lo que la ciclópea adaptación dejó de tener sentido.
  • En la actualidad la mujer puede ser masón igual que el hombre, aunque ni uno ni otro podrán hacerlo en cualquier Logia que se les antoje pues cada Logia decide qué estilo desea trabajar (en ejercicio de su libertad de asociación) y así puede haber Logias de carpinteros rubios o de abogadas pelirrojos exclusivamente, por poner ejemplos.

La Gran Logia de España cumple los requisitos requeridos por la “regularidad” y es reconocida por ello entre sus iguales; en consecuencia ninguna de las Logias que la conforman admite mujeres, incluida la nuestra.