Como masones pertenecientes a la «regularidad» tenemos nuestra propia respuesta que no tiene por qué ser la misma que la de otros hermanos de otras Logias.

  • En el tiempo de creación de la Masonería el ateísmo era una creencia penada en muchos casos con la muerte.
  • La simbología Masónica se basa en buena parte en elementos judeo-cristianos.
  • Conforme fue avanzando la libertad religiosa el ateísmo cobró relevancia como una necesidad para una parte de la sociedad siendo actualmente una creencia tan respetable como cualquier otra.
  • Al igual que en el caso de las mujeres, o cualquier otra cuestión relevante que pueda tratar la Masonería, ningún masón está autorizado para unilateralmente cambiar los antiguos usos y costumbres pues para ello se requiere el asentimiento de la Masonería mundial.
  • Surgieron Grandes Logias que admiten ateos por lo que quedó cubierta la necesidad que podrían tener ateos para realizar trabajos masónicos desapareciendo así la necesidad social de estudiar cambiar, si fuera pertinente, nuestros antiguos usos y costumbres, proceso complejo para el cual se requiere el asentimiento de los millones de hermanos que somos.

La Gran Logia de España cumple los requisitos requeridos por la «regularidad» y es reconocida por ello entre sus iguales; en consecuencia ninguna de las Logias que la conforman admite ateos, incluida la nuestra.